jueves, 10 de septiembre de 2009


Entre las barbaries de este desgobierno venezolano debemos ahora sumarle
la detención y posterior traslado a la peligrosísima cárcel del rodeo
del estudiante Julio Rivas
cuyo único delito fue protestar el pasado 22 de agosto
en una marcha en Caracas.


Quien perpetró este nuevo atentado contra la libertad de expresión y los derechos humanos en este país fue la Jueza Leidys Azuaje del Tribunal 37 de Control.


Entre las acusaciones imputadas está la de "instigación a delinquir"...


Yo recuerdo mi época de estudiante universitario.
Y recuerdo fehacientemente el odio que sentíamos contra los cuerpos uniformados por su tendencia a la represión y a la violencia.
Y tengo claro en la memoria cómo la sola presencia de un uniformado
provocaba el lanzamiento de piedras y toda clase de objetos.

Uno que otro estudiante moría en estos enfrentamientos víctima de balas pérdidas o golpes, y esto automáticamente generaba más violencia y protesta
a lo largo y ancho del territorio.
Sin embargo, a pesar de la contundencia en las protestas, nunca un estudiante fue puesto a la orden de un tribunal... Y a ningún juez se le ocurriría dictar privativa de libertad y traslado a cárceles de alta peligrosidad a quien participara
en protestas de este tipo
(que si eran protestas y no bolserías como las marchas
que hoy en día se convocan con pitos y maraquitas)


Ahora con este régimen, derribar una barricada o lanzar pintura o gritarle a la policía representa seis o siete años de cárcel.
¿Qué hubiese hecho Chávez y su combo con los estudiantes de entonces?


Julio Rivas no es un caso aislado.
Por las mismas razones están detenidos Rivas Castillo,
Richard Blanco, Pablo Emilio Palacios, entre otros...


Por eso digo e insisto:

¡Viva Honduras por no permitir que otro gobierno
como el de Chávez se enquistara en América!


Desgraciadamente, mi pueblo es un pueblo de bolsas...

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