lunes, 22 de febrero de 2010

Dulcito de lechoza...


Nunca en mis 50 años de vida vi o viví una genuflexión tan radical como la que hoy rige los destinos de Venezuela.

Por ello, cada vez que algún oficialista comprometido con el régimen decide brincar la talanquera, me animo a creer que será posible salir de este infierno y pronto Virgilio vendrá a señalarnos la salida. Al purgatorio... pero salida al fin y al cabo...

Lo que espero que comience a comprender la gente que siempre adversó a Chávez (que ahora quizás seamos mayoría pero que antes no lo eran) es que no se debe maltratar a nadie que acuse recibo de su compromiso con la patria. Aunque éste llegue algunos años tarde.

Porque "de grano en grano se llena la gallina el buche" Y pues uno más uno suma pueblo y pueblo es lo que hace falta a la hora de votar. Con trampa y todo, debemos seguir ese camino. No hay otro: Sumar a nuestro bando y dividirle al del oponente.

Aquellos que gritan y se rasgan las vestiduras esperando un golpe de estado y nada hacen por defender sus principios, e incluso agreden física o verbalmente a quienes se atreven a enfrentarse a Chávez, al final son tan culpables de la entrega del país como los diputados, ministros y allegados al presidente que dicen si a todo con tal de no perder su cuota de poder y su gruesa tajada económica.

Yo si me alegro enormemente de cada brinco de talanquera. Lo celebro y me como mi dulcito de lechoza. Porque se que el "divide y vencerás" es una máxima bélica...y sino pregunten a Esteban...